Estando hoy en consulta una mujer me dijo: “La Navidad, me entristece, me pone muy sensible, ¡me deprime!”… ¿Cómo puede pasar esto si para la gran mayoría de cristianos (as) y creyentes, el nacimiento de Jesús, trae más bien un espíritu de esperanza, alegría, gozo y paz?, ¿Qué puede estar pasando? Y así como ella ¿cuántas personas atraviesan por lo mismo?
Por esta razón me decidí escribir y reflexionar con ustedes, ya que la Navidad para algunas personas puede ser motivo de nostalgia, decaimiento anímico y / o desmotivación, produciéndose así, un Estado de Ánimo Depresivo que se debe diferenciar de la DEPRESIÓN que es más bien un trastorno psicológico.
Depresión, deriva de la palabra “Depressio” que significa hundimiento y tiene un fondo orgánico y bioquímico, que origina síntomas como tristeza sin causa aparente, disminución de la autoestima, falta de apetito, desorden en el sueño, tendencia al aislamiento de la persona que incluso puede inducir muchas veces al suicidio por el poco deseo de vivir y que requiere de la ayuda de un profesional de la salud mental y emocional.
Puede ser más frecuente en adultos mayores pero muchas veces no respeta sexo, edad, ni condición socio-económica. Cuando las personas presentan dos o más de estos síntomas y de una duración de más de dos meses, se considera que estamos frente a un cuadro depresivo.
En cambio, el Estado de Ánimo Depresivo, es una reacción situacional que se produce por la pérdida irreparable de un ser querido, un divorcio o pérdida del trabajo o por factores económicos o por el clima de invierno cuando los días son demasiados fríos y oscuros.
Estas pueden ser algunas de las razones por la cuales la Navidad trae consigo sentimientos de tristeza y melancolía ya que para muchas personas la fiesta navideña es un buen motivo para celebrarla en Familia y puede que no te encuentres cerca de ella porque migraste a otra ciudad, puede que hayas perdido a tus seres queridos o estés atravesando por una ruptura conyugal.
Sea como sea, puedes revertir esta tristeza en momentos de alegría, sobre todo si te rodeas de la presencia de los niños y te pones al servicio de ellos, ya que de la felicidad que les proporcionemos, devendrá la nuestra propia. Así mismo si no te sientes con ganas de participar en veladas familiares largas, no te obligues, ten encuentros cortos, pero no te aísles.
Otras recomendaciones:
- Levanta tu autoestima y piensa que somos útiles al prójimo, que tenemos una serie de valores como el altruismo, la sinceridad, el desprendimiento y la voluntad de servicio.
- Realiza alguna actividad en donde dones algo de si, y te sientas útil, puede ser una obra de caridad hacia alguien que verdaderamente lo necesite.
- Por último, busca el apoyo del profesional Psicólogo, del amigo, del ser querido y tener la fuerza de voluntad de querer superar esta situación que bien puede ser un Estado de Ánimo Depresivo situacional o verdaderamente una DEPRESIÓN.
Lic. María Inés Gutiérrez Eguren
Psicóloga- C.Ps.P 6159
Terapeuta Familiar y de Parejas
www.parejasyfamilias.com.pe